jueves, 9 de enero de 2014

Un mirada a la vida y obra de Juan Antonio Perez Bonalde


Este resumen de la biografía de Juan Antonio Pérez Bonalde se ha hecho a partir de la obra publicada por el Ministerio de Educación en 1973 y escrita por José Ramón Medina titulada “Biografías Escolares Juan Antonio Pérez Bonalde” y de la “Rectificación de la Biografía de Pérez Bonalde” publicada por el Sacerdote Jesuita Pedro P. Barnola.

Nació en Caracas el 30 de enero de 1846. Fue Bautizado en la la Iglesia de la Parroquia Santa Rosalía. Hijo legitimo de Juan Antonio Pérez Bonalde y de Gregoria Pereyra. Su padre fue un destacado miembro militante del partido Liberal. Llego a ser Senador y Presidente del Senado y desempeño el cargo de Ministro en uno de los gabinetes . Debido a la agitada vida política que sufre el país Juan Antonio Pérez Bonalde, padre, decide irse y establecerse con toda la familia en Puerto Rico. Allí transcurre parte de su infancia y su adolescencia, también allí tomo cuerpo su vocación poética. Entre las amistades que cultiva por entonces dos nombres van a perdurar en su memoria y en su cariño. Uno es el también poeta portorriqueño José Gautier Benítez; otro caraqueño, Alfredo Esteller, también desterrado como él. Pérez Bonalde recordará más tarde estando en Nueva York, a estos dos amigos en su poema “Los Tres”. Las mejores horas de la vida en los años de la infancia y de la adolescencia son los que pasa en Puerto Rico. Su estudio de los idiomas y la facilidad que tiene para ellos le hace dominar en breve tiempo el inglés, el alemán, el francés, el italiano y el portugués entre las lenguas vivas. El griego y el latín entre las muertas. Estos magníficos conocimientos le permitirán traducir de obras de Poe, Heine, Shakespeare y Guerra Junqueiro, D’Abreu y Unhland, Herder y Lenau, Ferreira y Saint – Víctor son entre otros, autores de los cuales va a verter algunas obras al castellano.

Su padre recibe buenas noticias de la patria y se decide a regresar esto sucede en 1868. Tiene apenas 22 años e interviene en actividades y campañas públicas. Su actividad en el campo político va a ser breve. No estaba el país, entonces apto para la controversia pública, fecunda, de los partidos políticos. Y al idealista que en él se manifestaba, con sus anhelos de paz y tranquilidad colectivas, de libertad y progreso, de estabilidad política y de orden social verdadero, se oponía la realidad turbulenta de la patria.
Su padre Juan Antonio Pérez Bonalde al regresar a Venezuela se mantiene alejado de las actividades políticas, y al poco tiempo muere a causa de una angina de pecho.
La guerra civil pronto vuelve a encenderse por todos los caminos de Venezuela. Guzmán Blanco hace su entrada triunfal en Caracas el 27 de abril de 1870.
En una corrida de toros celebrada en Caracas fueron recitados unos versos satíricos del poeta en los cuales ridiculizaba a Guzmán Blanco. Este al identificarlo como autor de dichos versos le dio un plazo de ocho días para salir del país. Tenía 24 años apenas y va solo. Deja a su madre enferma y ya no la volverá a verla con vida.

Se va a Nueva York y consigue a los quince días trabajo en una empresa importante, Lahman & Kemp, que se dedica la venta de perfumes, de productos medicinales y de tocador. En el desempeño de su empleo viaja por gran parte del territorio norteamericano. Cuando no viaja se ocupa de la redacción de pubicidad comerciales de la casa para la cual trabaja, y en la elaboración del singular almanaque “Bristol” que produce la misma empresa.
Como agente de esta empresa viaja por Europa, Asia, África, él Caribe y también por el Brasil. Su trabajo no le impide leer y escribir lo que hace con gran entusiasmo. Es asiduo concurrente a la Biblioteca Pública donde años más tarde conocerá a su esposa.

En las noches de ciertos días asiste en Nueva York a unas reuniones de hispanoamericanos que se celebran en el Salón Theiss. Es un lugar situado en la calle 14, donde tocan buena música y se bebe cerveza. Entre los asiduos asistentes a las tertulias que allí se hacen estaba José Martí, el gran patriota y poeta cubano, el combativo periodista y político venezolano Nicanor Bolet Peraza, el colombino Santiago Pérez Triana y Juan de Dios Uribe. En 1875 se agregará al grupo el poeta Jacinto Gutiérrez Coll, Cónsul General de Venezuela en Nueva York.

La etapa más fecunda de creación se produce a medida que avanzan sus años de permanencia en Nueva York. Cuando no escribe su propia poesía, se dedica con verdadero entusiasmo a traducir aquellos poemas de autores extranjeros, en cuyas obras encuentra como un eco de su sensibilidad y de sus preferencias líricas. Estando en Nueva York recibe la noticia de la muerte de su madre lo que lo afecta profundamente a él y a su producción literaria.

Desde su llegada a Estados Unidos en 1870 y hasta 1876 se cumple una etapa muy agitada de su vida y de su creación. Un año más tarde en 1877, publicó sus primeros volúmenes de versos.

A mediados de 1876, Pérez Bonalde regresa a Venezuela. Durante la travesía que lo trae a la patria vuelve a su mente muchos recuerdos. En ese estado de ánimo es cuando empieza a escribir su imperecedero poema “Vuelta a la Patria” que es un canto patético y desgarrado por la patria que se vuelve a ver y por la memoria de su madre muerta.

Pérez Bonalde desembarca en Puerto Cabello. Allí lo espera un nutrido grupo de familiares y amigos.
 
Este segundo regreso a Venezuela es aún más corto que el primero. El presidente Alcántara muere el 30 de noviembre de ese año 1876. Guzmán Blanco vuelve asumir el mando de la república y Pérez Bonalde debe tomar de nuevo el camino del destierro. Vuelve a Nueva York, pasando primero por Puerto Rico.

El año 1879 Pérez Bonalde se casa con la norteamericana Amanda Schoonmaker, a quien conoció en la Biblioteca Pública de Nueva York. Este no fue un matrimonio feliz. Eran comienzos de 1880 cuando nació su única hija Flor, ese mismo año publica su segundo libro de poesía “Ritmos”. A fines de 1883 casi sorpresivamente muere su hija Flor sumiéndolo en el más profundo desconsuelo.

En el año 1884 viaja a Madrid para recibirse como Miembro Correspondiente en América de la Academia Española. Con tal carácter asiste a la sesión que esa institución realiza el 12 de junio de 1884.

Pérez Bonalde no deja de crear, termina y revisa una de sus obras fundamentales “El Cancionero” de Heine. Cuya primera edición fue publicada a fines de 1885. El poeta la dedico a Edward Kemp, factor principal de la firma Lahman & Kemp, quien generosamente costeó la publicación. La obra venía precedida por una carta de Menéndez y Pelayo y un prologo del notable crítico Juan Fastenrath.
 
Estaba terminando el año 1887 y se encontraba enfermo y debió ser recluido en un sanatorio. En este sitio pasara un año. Al salir de él desea regresar a Venezuela y es a comienzos de 1890 cuando lo hace. Guzmán Blanco ya no está en la escena pública pero la política sigue siendo un campo de batalla donde no parece haber tregua.
El prestigio de poeta hace surgir a su alrededor, desde el mismo momento de su llegada, un vivo sentimiento de simpatía. Cuando pisa tierra venezolana, se le prepara un cordial recibimiento.

Meses después de su llegada, el Presidente Andueza Palacios desea distinguirlo con un cargo diplomático, pero su salud no se lo permite. Sus médicos le aconsejan instalarse en el litoral guaireño. Allí vive en la casa de su sobrina Carolina Tesdorpf de Vidal (1). Monseñor Manuel Gámez, dignísimo sacerdote que llevaba 17 años al frente de la Parroquia de La Guaira, es el sacerdote que le visita y le ayuda a bien morir. Allí va a sorprenderle la muerte, víctima de una parálisis total el 4 de octubre de 1892. Fue enterrado en el cementerio de Macuto. Dos días después las tropas del General Joaquín Crespo, encabezando la revolución legalista, empiezan a entrar a Caracas.

Once años más tarde el 4 de octubre de 1903, los restos de Pérez Bonalde son trasladados al Cementerio General de Sur, en Caracas. En esa décima primera conmemoración de su muerte, al trasladar sus restos de Macuto a Caracas un grupo de intelectuales rinde a su memoria el homenaje que mereció en vida y que jamás llegó.

Cuarenta y tres años después, al cumplirse el centenario de su fecha de nacimiento, le fueron acordados a Pérez Bonalde los honores del Panteón Nacional. Sus restos fueron conducidos allí, con toda solemnidad, el 14 de febrero de 1946.

El Poeta de Caracas

Juan Antonio Pérez Bonalde

Pérez Bonalde, poeta Venezolano, máximo exponente de la Poesía Lírica del país, perteneció a la segunda generación del movimiento romántico en Latinoamérica, es considerado precursor del Modernismo por haber traducido obras de Heinrich Heine y Edgar Allan Poe,  nació en Caracas en 1846, el 30 de enero. Fue el noveno hijo del matrimonio integrado por Juan Antonio Pérez Bonalde y Gregoria Pereyra. Huyendo de la guerra federal, la familia Pérez Bonalde se traslada a Puerto Rico (1861). Para sostenerse, fundan un Colegio, donde el joven poeta, de quince años, se desempeña como Profesor. ¿Qué formación tiene Pérez Bonalde para ese entonces? Felipe Tejera dice que se había dedicado especialmente al estudio de la música, el dibujo e idiomas extranjeros.
En 1879 se casa con Amanda Schoonmaker. La unión de esta pareja es desafortunada. En el dolor del exilio, nace una hija, Flor. El poeta concentra en ella sus afectos y alegrías. Le espera, sin embargo, un rudo golpe. La niña fallece en 1883. De esta trágica circunstancia brota esa conmovedora elegía que lleva por título Flor. .

Sus lecturas, su vida errante, su aguda sensibilidad, ciertos aconteceres aciagos, todo lo va conduciendo al escepticismo. A partir de aquel trágico 1883, no vuelve a publicar libros de poesía propia. Sólo sus grandes traducciones, las de Heine y Poe. Busca escaparse de la realidad, ya no por el paisaje poético, sino por la puerta falsa del alcohol y de las drogas. Su salud comienza a resentirse. Quienes lo conocen y lo tratan, como José Martí, advierten en él un aire de melancolía profunda, y de tedio vital. Poco a poco llega a los límites del nihilismo. A la total incredulidad, a una falta de fe en el presente y en el porvenir. Testimonio son estos párrafos de su libro de Memorias, dados por el poeta a la prensa caraqueña:
Muchos años han pasado desde la última vez que dejé un recuerdo de vida en estas páginas. Y ¿qué he conseguido, qué he alcanzado durante este largo transcurso del tiempo? Lo que alcanzaría el hombre que viviese mil años; lo que ha alcanzado la humanidad desde su misterioso principio hasta el presente: NADA!

Su obra poética fue prolífica destacando La Vuelta a la Patria (1876-77), Flor (ya mencionada), Estrofas (1877), Ritmos (1880), Canto al  Niágara (1882), sin duda sus versos más conocidos con prologo de José Martí.

Gravemente enfermo, el 4 de octubre de 1892 muere en el puerto de La Guaira. Once años después (1903) sus restos son trasladados a Caracas en medio de solemnes honras fúnebres. Y desde 1946, centenario de su nacimiento, sus cenizas reposan en el Panteón Nacional. 

He aquí  uno de los más  grandes poemas de Pérez Bonalde es el canto elegíaco que escribe bajo el terrible impacto que le produce la muerte de su hija Flor. Se enfrenta a Dios al no comprender cómo pudo haber sido herida de muerte una criatura que apenas abría los ojos a la vida. Es el dolor máximo, la suprema rebelión de los poetas satánicos, que en Pérez Bonalde es la culminación trágica de una existencia destrozada por el hado: 


FLOR
I
Flor se llamaba, flor era ella,
flor de los valles en una palma,
flor de los cielos en una estrella,
flor de mi vida, flor de mi alma.
Era más suave que blanda arena,
era más pura que albor de luna,
y más amante que una paloma,
y más querida que la fortuna.
Eran sus ojos luz de mi idea,
su frente lecho de mis amores,
sus besos eran dulzura hiblea,
y sus abrazos collar de flores.
Era al dormirse tarde serena,
al despertarse rayo del alba,
cuando lloraba limbo de pena,
cuando reía cielo que salva.
La de los héroes ansiada palma,
de los que sufren el bien no visto,
la gloria misma que sueña el alma
de los que esperan en Jesucristo;
Era a mis ojos condena odiosa
si comparada con la alegría,
de ser el vaso de aquella rosa,
de ser el padre de la hija mía.
Cuando en la tarde tornaba al nido
de mis amores, cansado y triste,
con el inquieto cerebro herido
por esta duda de cuanto existe;
Su madre tierna me recibía
con ella en brazos –yo la besaba…
y entonces … todo lo comprendía
y al Dios sentido todo lo fiaba!...
¿Qué el mal existe? --- ¡Delirio craso!
¿Qué hay hechos ruines? --- ¡Error profundo!
¿No estaba en ella mirando acaso
la ley suprema que rige al mundo?
¡Ah! cómo ciega la dicha al hombre,
cómo se olvida que es rey el duelo,
que hay desventuras sin fin ni nombre
que hacen los puños alzar al cielo.
¡Señor! ¿existes? ¿Es cierto que eres
consuelo y premio de los que gimen,
que en tu justicia tan sólo hieres
al seno impuro y al torvo crimen?.
Responde, entonces: ¿por qué la heriste?
¿cuál fue la mancha de su inocencia,
cuál fue la culpa de su alma triste?
¡Señor, respóndeme en la conciencia!
Alta la lleva siempre y abierta,
que en ella nada negro se esconde;
la mano firme llevo a su puerta,
inquiero … y nada, nada responde.
Sólo del alma sale un gemido
de angustia y rabia, y el pecho, en tanto
por mano oculta de muerte herido
se baña en sangre, se ahoga en llanto.
Y en torno sigue la impía calma
de este misterio que llaman vida,
y en tierra yace la flor de mi alma,
y al lado suyo mi fe vencida.
II
¡Allí está! Blanca, blanca
como la nieve virgen que el potente
viento del Norte de la cumbre arranca;
como el lirio que troncha mano impía
orillas de la fuete
que en reflejar su albura se engreía.
¡Allí está! … La suave
primavera pasó; pasó el verano
y la estación poética en que el ave
y las hojas se van; retornó el cano,
pálido invierno con su alegre arreo
de fiesta y de niños, y aún la veo
y la veré por siempre …¡Allí está!... fría
entre rosas tendida, como ella
blancas y puras y en botón cortadas
al despertar el día.
¡Ay! En la hora aquella,
¿dónde estaban las hadas
protectoras del niño?,
que no vinieron con la clara estrella
de su vara de armiño
a tocar en la frente a la hija mía,
a devolver la luz a aquellos ojos,
y a arrancar de mi pecho los abrojos
de esta inmensa agonía,
de este dolor eterno, de esta angustia
infinita, fatal, inmensurable,
de este mal implacable
que deja el alma mustia
para siempre jamás – que nada alcanza
a mitigar en este mundo incierto.
¡Nada! Ni la esperanza
ni la fe del creyente
en la ribera nueva,
en el divino puerto
donde la barca que las almas lleva
habrá de anclar un día;
ni el bálsamo clemente
de la grave, inmortal filosofía;
ni tú misma divina Poesía
que esta arpa de las lágrimas me entregas
para entonar el salmo de mi duelo…
Tú misma, no, no llegas
A calmar mi dolor…
¡Ábrase el cielo!
¡desgájese la gloria en rayos de oro
sobre mi frente … y desdeñosa, altiva
de su mal sin consuelo
al celestial tesoro
el alma mía cerrará su puerta:
que ni aquí, ni allá arriba
en la región abierta
de la infinita bóveda estrellada,
nada hay más grande, nada!
Más grande que el amor de mi hija viva,
Más grande que el dolor de mi hija muerta!

miércoles, 1 de enero de 2014

Más imágenes de la celebración del inicio del 2014








Marsella. La ciudad francesa programó una imponente celebración en la zona del puerto viejo. (AFP)












Los australianos recibieron al 2014 con su famoso espectáculo de fuegos artificiales en el Harbour Bridge y el Teatro de la Ópera. (AFP)




En Times Square, Nueva York, recibieron a besos la celebración del inicio de 2014. (Getty Images)
 



La bola de luces de Times Square en nueva york como muestra del inicio del 2014. (Reuters)
 



Después de Australia, Singapur yShanghái son los siguientes en recibir el nuevo año. (AFP)



El espectáculo de fuegos artificiales para recibir el 2014 que se vieron en la ciudad de Filadelfia. (AFP)



Un gran espectáculo de pirotecnia iluminó la bahía victoria de Hong Kong. (AFP)




El monumento nacional de Indonesia se iluminó esta noche con fuegos artificiales para celebrar el 2014. (AFP)



Y los italianos le dieron la bienvenida en el Coliseo de Roma. (AFP)



Los japoneses esperaron junto a la torre deTokio la llegada del nuevo año. (AFP)



Así se vio el big ben de londres iluminado por los fuegos artifiales que dieron la bienvenida al año nuevo. (afp)



En melbourne, la capital australiana, cientos de personas se reunieron para la celebración del nuevo año. (getty images)




Los países de Oceanía fueron los primeros en festejar la llegada del nuevo año, como en Nueva Zelandia. (Getty Images)



En Grecia el cielo se iluminó alrededor del Partenón, el templo griego dedicado a la diosa Atenea. (Reuters)



El signo de feliz año nuevo en la plaza de Times Square en nueva york para celebrar el inicio de 2014. (Reuters)




El rascacielos más alto de Taiwán se convirtió en una fuente de fuegos artificiales para recibir el 2014. (Reuters)


 Sofia, Bulgaria. Festejo de año nuevo.
Rusia recibió el año nuevo con fuegos artificiales sobre la plaza roja de Moscú. (Reuters)